Protección solar corporal

Usar protección solar es crucial para protegerse de la radiación UV, que puede causar quemaduras, cáncer de piel y envejecimiento prematuro. Además, ayuda a mantener la piel sana y reduce el riesgo de manchas y otras imperfecciones.

El FPS ideal depende de tu tipo de piel, la intensidad del sol y la duración de la exposición. Las personas con piel más clara deberían optar por un FPS alto (30 o más), mientras que quienes tienen piel más oscura pueden usar uno más bajo. Es recomendable consultar a un especialista para un consejo personalizado.

Se recomienda aplicar protección solar al menos cada dos horas, y cada vez que te mojes, sude o te seques con una toalla. Además, es importante aplicar una cantidad generosa y asegurarte de cubrir todas las áreas expuestas.

Sí, incluso en días nublados, hasta el 80% de los rayos UV pueden atravesar las nubes. Por eso, es fundamental aplicar protector solar todos los días, independientemente del clima.

Sí, los protectores solares tienen una fecha de caducidad que debes revisar antes de usar. Generalmente, se recomienda no usar productos que hayan estado abiertos por más de tres años.

Existen protectores solares específicos para el rostro, que suelen ser más ligeros y menos grasos. Sin embargo, muchos productos de protección solar corporal son seguros para usar en la cara. Es importante asegurarte de que sean no comedogénicos si tu piel es propensa al acné.

Los protectores solares físicos (o minerales) contienen óxido de zinc o dióxido de titanio y actúan como una barrera contra los rayos UV. Los protectores solares químicos absorben la radiación solar. La elección entre ellos depende de tus preferencias personales y necesidades de la piel.

Busca productos que contengan ingredientes como el óxido de zinc, dióxido de titanio, niacinamida, y antioxidantes como la vitamina E. Estos ingredientes ayudan a proteger y reparar la piel.

Sí, hay protectores solares formulados específicamente para niños. Es recomendable consultar con un pediatra antes de aplicar cualquier producto en bebés, especialmente en los menores de seis meses.